sábado, 5 de marzo de 2011

Magdalenas con pepitas de chocolate.

"La mitad de la alegría  reside en hablar de ella".



Proverbio persa.

Muchas veces he notado que cuando alguien habla conmigo de sus enfermedades, problemas o situaciones difíciles a mí me da por contar también los míos, si tienes alergias, pues yo no he parado de estornudar en toda la mañana, y fíjate que el resfriado lo traigo arrastrando desde el mes pasado, y cosas por el estilo, y la verdad es que me da mucha rabia, porque no me gustan los quejicas, y voy yo y me meto en ese saco, así que llevo un tiempo en el que he decidido no quejarme.

Desde luego, por  aquí espero no quejarme nunca, porque este es un sitio para compartir y repartir azúcar y sonrisas, que para mí siempre van unidas (mmmm es nombrar el azúcar y se me pone cara de Hommer Simpson rosquilla en mano) y en mi vida cotidiana ultimamente también procuro (no siempre lo consigo) no quejarme y morderme la lengua antes de contar una desgracia en respuesta a otra.

Esto no quiere decir que cuando tengo problemas, por supuesto, los comparto con los míos, pero eso es una cosa y el quejarse por quejarse es otra. Por eso me ha gustado este proverbio persa, porque es cierto que la mitad de la alegría reside en hablar de ella, pero también creo que es posible que al menos un cuarto de la alegría consista en no quejarnos diariamente por tonterías sin importancia, las cuales, simplemente por hablar de ellas, van dejándonos un poso de amargura en nuestro interior.

Y basta ya de filosofar y aquí os dejo unas magdalenitas con el chocolate incorporado para los desayunos del fin de semana. La receta, en este enlace, añadiendo unas pepitas de chocolate a la masa; reservamos unas cuantas para poner por encima una vez que hayamos llenado los moldes, así cubren nuestra magdalena y le dan un aspecto rico rico, del sabor ni hablamos. ;-)


Y ya que estamos en confianza, un truquillo que a mí me funciona muy bien con las magdalenas, y es que, para que salgan más uniformes las hago en los moldes de aluminio de los flanes. Esto se debe a que, a pesar de que tengo  moldes de silicona para mgdalenas, un día hice  más masa de la habitual y no tenía suficientes, así que utilicé los de flanes con un papel de magdalena dentro y me quedaron mucho más bonitas estas últimas, quizá es porque al quedarse hundidas se reparte mejor el calor, pero lo cierto es que crecen más uniformemente que las otras y quedan con su pancita en el centro de la magdalena en vez de irse a un lado, que es lo que me pasaba con los moldes habituales.

¡Buen fin de semana!

3 comentarios:

  1. Je, je. Eso nos pasa a casi todos. Lo bueno es que has tomado conciencia de ello para evitarlo.

    Jesús se compró el libro Un mundo sin quejas. No lo leyó entero, y es muy americano, o sea, muy a lo práctico y a retos de 21 días sin quejas y una pulserita para recordártelo. Si quieres echarle un ojo te lo mando con Jose cuando venga por los Madriles.

    1beso.

    ResponderEliminar
  2. Creo que es algo que nos sale sólo, no sé si por demostrar al otro que comprendemos lo que dice o porque nos lo recuerda, o qué se yo. Pero una vez que uno se da cuenta de ello ya tiene medio camino andado.
    Las magdalenas se ven buenísimas, con esas pepitas de chocolate que siempre me tientan.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Hola, María, mándame el librito que le echaré un vistazo con mucho gusto, seguro que me viene genial en este propósito de mitad de año.
    Besos para toda la familia.

    Pues si, Marhya, parece un acto reflejo, hoy mismo en la comida con mi familia me he visto quejándome y al darme cuenta he intentado tomármelo un poco a risa, así que entre mis buenas intenciones y el librito que me va a pasar María, a ver si lo consigo.
    Un beso.

    ResponderEliminar

Gracias por pasar por aquí y comentar.
¡Que tengas un dulce día!